viernes, 27 de septiembre de 2013

¿Quién es Piruja?


Erase una vez, en un lugar apartado del mundo donde la imaginación fluye en pequeños riachuelos, y los sueños habitan en estrellas. Allí, en esa pequeña villa accesible tan solo por unos pocos, vivía Piruja, una pequeña bruja desterrada del mundo de las escobas. 

A pesar de su carácter cabezota, duro y exigente, y contra todo pronóstico, Piruja no resultó ser la malvada bruja que todo el mundo esperaba. Ella era la causante de que Minino, un hermoso y sabio gato blanco único en el lugar, siguiera vivo, porque... ¿Dónde se ha visto a una malvada bruja sin su gato negro? Por éste y otros motivos Piruja y su amigo Minino acabaron siendo expulsados de su hogar por votación del resto de las brujas del mundo de las escobas.

La joven hechicera, triste y desolada, recogió todas sus cosas, objetos bellos, símbolos de una vida ilusionante y repleta de aventuras. De este modo, con tan solo un pequeño caldero lleno de recuerdos, su reciente pero amigo fiel Minino, y despojada de su escoba mágica, insignia de cualquier bruja digna de merecer, Piruja puso rumbo a pie por los senderos más extraordinarios de nuestro mundo.

Triste historia la de nuestra querida Piruja la bruja, y su amigo Minino, pero como todo buen cuento fruto de una mente despierta e inquieta, posee un final feliz.

Piruja conoció sitios increíbles, llevándose un pedacito de cada uno dentro de sí.

Un lugar feo y estropeado por el paso de los años, carismático, lleno de mágicas historias que impregnaban las desgastadas piedras de una construcción abandonada. Ese, fue el escogido por nuestra intrépida hechicera.

Un lugar en lo alto de una torre encantada al que a partir de ahora podría llamar hogar, donde el calor del sol podía rozar su piel en cada amanecer, donde podía admirar como el gran astro se ocultaba allá en el horizonte, donde el mar parece que no tiene fin y las sirenas engatusan a piratas y marineros con dulces baladas. Una torre bañada por un capo de diminutos puntos amarillos que iluminan las frías noches y hasta el más oscuro de los pasadizos, otorgándote su mayor tesoro, una sonrisa. Una llave maestra que abre puestas inalcanzables, y que hará feliz no solo a uno mismo si no a los que la rodean. 

Finalmente la vida de nuestra esperpéntica protagonista y su blanco, que no albino acompañante, no acabó siendo tan trágica como en un principio era de esperar. 

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